viernes, 17 de diciembre de 2010


La hora de una izquierda moderna

LA CAPACIDAD DE ENDOSE DE FUERZA SOCIAL

El Comercio

Por: Enrique Bernales Ballesteros Jurista
Martes 7 de Diciembre del 2010

La política no es una ciencia exacta. Sus decisiones se mueven en el campo de la predictibilidad y la estimación del riesgo. Sí, la política es riesgo, pero este debe ser razonado. Se dice en estos días que Fuerza Social comete un error al saltar al vacío de un camino propio y que correr sola solo le costará la inscripción. Asumimos que verla acompañada, con Toledo por ejemplo, es un buen deseo o un consejo sano. Pero esa opción tampoco elimina el riesgo de convertirla en acompañante menor, sin identidad propia, que como proyecto político emergente, suponemos, es lo que más interesa ahora a Fuerza Social.

¿Por qué, entonces, no preferir el riesgo de una candidatura propia que responda más auténticamente a este perfil de nueva izquierda, moderna y democrática? Tal candidatura, además de contar con el respaldo de una lideresa que logró capturar y cautivar Lima, despertaría dos factores de indudable arrastre electoral: simpatía y novedad.

Se dirá que Villarán no tiene capacidad de endose. Ese argumento pertenece al conservadurismo político, que no acepta la existencia de cambios en el ciudadano peruano. Su equivocación radica en que no ve los cambios que se vienen operando en la conducta promedio de los peruanos: mayor autoestima e independencia; seguridad y capacidad para emprender cosas nuevas en lo económico, en lo social y, por tanto, en lo político. En un contexto de esta fluidez, es lógico admitir que si Fuerza Social nomina un candidato propio, parte de esa ciudadanía expectante y emprendedora se vuelque hacia ese lado. El ciudadano nuevo es concreto y antropomórfico, no vota por estructuras ni organizaciones; vota por personas con talento, carisma, trabajo y decisión para construir un espacio con proyecto.

El otro argumento de quienes rebaten la potencialidad de Fuerza Social es que ella solo obtuvo segundos y terceros lugares en varios de los distritos donde compitió. Bastaría sumar esos cocientes electorales para caer en la cuenta del enorme potencial de su electorado, lo que le significaría colocar algunos representantes por Lima en el Congreso. Fuerza Social cuenta, además, con bases en Junín, Cajamarca y San Martín, y con movimientos regionales ajenos al humalismo y a los remanentes de la izquierda marxista de los años 80. Ven en ella una organización política que ofrece esa opción de modernidad, democracia y justicia a la que aspiran. Está también el mayoritario electorado joven y socialmente transversal que apoyó a Susana Villarán y que se constituye como un grupo dinámico en el que los mensajes, muy interesantes en su visión de la sociedad, circulan muy rápido, especialmente en Internet.

Esta izquierda moderna reconoce el valor y eficacia necesaria del crecimiento económico a través del mercado y no comparte tesis estatistas ni cambios bruscos que asusten a la inversión privada. Rechaza los modelos autoritarios, pero reclama, en cambio, inclusión, mejor distribución del ingreso, acabar con la pobreza y construir una sociedad más justa y abierta a las oportunidades para todos.

¿Por qué esa izquierda moderna y sensata solo es posible en Chile, Brasil o Uruguay? ¿Por qué esa izquierda democrática no podría postular candidato propio a través de Fuerza Social? Su presencia, con la personalidad que más coherente e inteligentemente la represente en el 2011, debiera ser gravitante para el enriquecimiento del sistema político peruano.

martes, 7 de diciembre de 2010


La izquierda como adorno

Fuente: La Mula

De repente muchos quieren ser de izquierda. Hasta líderes de la opinión neoliberal que destacaban como perseguidores de todo lo que pareciera progresista señalan que sería bueno una izquierda en el Perú. Aclaran, sin embargo, que esta izquierda debe ser una izquierda moderna. He allí el detalle, “moderna”. Pero ¿qué quieren decir con la dichosa palabrita? Que sea una izquierda adaptada al sistema imperante. En otras palabras, una izquierda domesticada.

Para los candidatos de derecha que se quieren estrenar como izquierdistas, como es el caso de Alejandro Toledo, se trata de una preocupación social. De tener no solo el cacharro sino también la preocupación que no tuvo en su primer gobierno porque ahora hay más dinero y podrá repartir. Su problema como siempre es que alguien le crea. Para los partidos con algún izquierdismo original, como es el APRA, útil para momentos electorales como el actual, el problema es el desastre de candidata derechista que le ha impuesto Alan García, lo que hace casi imposible que hablen de cualquier izquierda.

Pero los que tienen más problemas con esto de la izquierda son los partidos indecisos como Fuerza Social. Más allá de la emoción, los amigos que acaban de triunfar en Lima no saben decirnos qué quieren: si vieja o nueva Constitución, si impuesto a las sobreganancias o no, si unidad con otras fuerzas populares o tampoco. El colmo es que ahora uno de sus precandidatos señala que no le parece mal haber aplaudido en su momento el golpe del 5 de abril. Ojalá que solo sea la resaca post electoral.

¿Se ha convertido la izquierda en un adorno de derechistas e indecisos? Espero que no. Si asumimos la definición de Norberto Bobbio y señalamos que lo que caracteriza a la izquierda es la lucha contra la desigualdad social, entendiendo que esta última no es la enfermedad de los perdedores sino un atributo estructural del sistema neoliberal que secreta desigualdad para avanzar, el tema no es de adornos ni se cura con medidas cosméticas.

Ser de izquierda hoy en el Perú es estar en contra del continuismo neoliberal y plantear una alternativa al espejismo de progreso que nos quieren vender como la única posibilidad de futuro. La izquierda como adorno, ingrediente de recetas ajenas o coqueteo con el saqueo del país que han producido Fujimori, Toledo y García, es una moneda falsa que solo sirve para un nuevo y gran engaño. Izquierda hoy es reivindicación de justicia y nación, para otro Perú.

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