08 de marzo de 2012
Fuente Original: Desde el Tercer Piso
Escrito por José Alejandro Godoy
En las últimas semanas se ha discutido mucho en varios medios de comunicación acerca de la izquierda peruana. Se ha apelado al pasado para saber en qué falló el único gran momento de unidad que tuvo la zurda nacional y se piensa en ella desde un horizonte de futuro vinculado al color verde, no por las chalinas de Susana Villarán, sino por una agenda vinculada al medio ambiente y a los recursos naturales.
Hace algunas semanas apareció “Apogeo y crisis de la izquierda peruana”, volumen editado por Alberto Adrianzén en la que se intenta hacer un balance generacional sobre lo que fue la experiencia de Izquierda Unida. El libro resulta valioso como testimonio de un grupo bien intencionado, variopinto, pero con severas dificultades para tener un proyecto unitario, coherente y que pudiera superar las contradicciones de una época difícil.
Sin embargo, como bien señaló Carlos León Moya en La República, este volumen también presenta algunas limitaciones. Faltan citas a textos que han profundizado más en los factores sociales y políticos que causaron la división izquierdista y no existe una mirada comparada con otras experiencias zurdas contemporáneas (por ejemplo, el Partido de los Trabajadores de Brasil o el Frente Amplio de Uruguay). Paradójicamente, si bien muchos de los entrevistados enuncian una autocrítica, varios de los errores indicados por ellos a lo largo del libro se han repetido en la actuación que han tenido frente al gobierno de Ollanta Humala.
Quizá uno de los mayores errores sea una desacertada lectura de la realidad, sobre todo en lo que respecta a las movilizaciones sociales que se han dado en la última década. Cada una de ellas ha sido acompañada por artículos bastante idílicos sobre sus posibilidades de afianzamiento de unidad con sus bases (ejemplo claro, las columnas de Javier Diez Canseco acerca de la Cumbre de los Pueblos hace 4 años) y que ello pudiera llevar a un movimiento mayoritario a favor de grandes transformaciones en el país.
Sin embargo, el país no es tan progre como ellos quisieran –ni tan conservador como cierta derecha lo pinta– y, por tanto, estas movilizaciones tienen carácter limitado. La “Marcha por el Agua”, materia de artículos sobre la aparición (o la imposibilidad de surgimiento en el contexto peruano) de una “izquierda verde”, sigue mostrando cómo la izquierda está más preocupada por un repertorio de protesta antes que por la construcción de una alternativa de gobierno.
(Columna publicada en Diario 16 el 08.03.2012)
MAS SOBRE EL TEMA:
Carlos Melendez: Los aprendizajes tardíos de la izquierda
Carlos León Moya: Elogio del adversario
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