martes, 11 de enero de 2011


“Tenemos la derecha más reaccionaria de América Latina”

La República
24 de octubre de 2010


Abogado, periodista y docente universitario (PUCP y Salamanca, España), Luis Pásara vive en el exterior desde hace 25 años y se considera un expatriado. Sin embargo, no ha roto jamás su relación con el Perú, al que retorna a menudo y en el que ha permanecido tres meses como investigador del IDL. La ocasión es buena para hablar de la campaña municipal y de otros temas.
Por Federico de Cárdenas
Fotos Eduardo Cavero


En un texto para la revista Ideele, a propósito de la reciente campaña municipal, acusas a la derecha de vocación totalitaria e intolerancia, y sitúas estos defectos históricamente.

–Creo que lo que ha mostrado la campaña municipal es una vieja característica de la derecha peruana, cuyos voceros periodísticos han demostrado que ese autoritarismo e intolerancia siguen vivos. Y temo lo que viene ahora, porque se volverá a presentar no solo en la próxima campaña electoral sino en diferentes campos. Uno ve cómo avanza esta voluntad de no tolerar al que piensa diferente.

–Agregas que, a falta de partidos políticos sólidos, es en los medios en donde se ha plasmado esta práctica de intolerancia.

–En realidad, siempre fue así. Recordemos que hasta hace 40 años El Comercio era el vocero del antiaprismo y también el principal instrumento de lucha contra las fuerzas que representaban un cambio social. La derecha no fundó partidos, o lo hizo solo con fines electoralistas, sin buscar educar a la ciudadanía en posiciones conservadoras. Tenía un brazo armado, que era el militarismo, y un brazo ideológico. Hoy las FFAA están en sus cuarteles, pero volvemos a ver una derecha actuando desde los medios. Lo que pasa es que el mundo ha cambiado; y entonces uno se pregunta cómo es posible  que en esos medios todavía se pueda leer ciertas enormidades. Al menos a mí, que vivo fuera, me resulta sorprendente.

–¿Has podido seguir a los medios durante la campaña?

–No todos, hubiera sido imposible.  Pero leí lo que pude y seguí regularmente el programa de Jaime Bayly en TV. La Razón, Correo y Expreso atacaban a Susana Villarán, y Bayly a Lourdes Flores; esas fueron las dos grandes contracampañas.

–Tengo la impresión de que Bayly se cuidó mucho más. No sé qué opines al respecto.

–Tuvo exageraciones y argumentaciones a veces algo retorcidas, pero en general se basaba en datos concretos. En cambio del otro lado se tomaron algunos datos y se inventaron campañas insostenibles contra Villarán. Es lo que noto en ese tipo de derecha de la que hablamos: que no tiene ninguna restricción, ningún reparo, nada que le diga “atención, esto no se puede hacer porque es una mentira o una calumnia”. No conoce límites.

–¿Cómo funcionan los mecanismos de autorregulación en España?

–Es posible que se deba a alguna tradición cultural, pero hay temas que no se tocan. Por ejemplo, al rey no se le toca, y pase lo que pase está fuera de discusión. Y tampoco se toca la vida personal, la intimidad de cada uno, salvo que tenga repercusión en temas de interés público. Esto marca los propios límites, y cuando algún periodista se va de boca existe la censura del propio gremio. Y más todavía en TV que en la prensa escrita. Además, se trata de medios plurales, algo que entre nosotros también existía y se ha perdido. Es imposible concebir un programa de debate en TV y radio sin que cuenten con la presencia de grupos diversos. Hay debates ásperos, claro, pero siempre hay quien responda, y si alguien dice una mentira se le pone en evidencia.

–Aquí hemos tenido los videos de Montesinos y la campaña contra la oposición  en tiempos de Fujimori, que compró medios y fue nauseabunda. Y ahora tenemos un equivalente en los audios, que han jugado un rol en esta campaña y proceden de empresas de seguridad privada que se mueven en una zona gris hasta hoy invulnerable, pues nadie las descubre pese a que tienen bajo escucha a muchos.

–Nadie las descubre, y cuando graban algo salen al mercado a encontrar comprador. Ese parece ser el mecanismo y me parece increíble que sea así y no haya ninguna  autoridad interesada en acabar con la práctica porque estos aparatos son detectables y hay manera de descubrir las escuchas. Pero es posible que eso no suceda porque las autoridades del gobierno también forman parte del mercado.

–Pasando a la relación con la oposición,  afirmas que el Perú se sitúa en retaguardia en el continente, ya que países como Chile y Colombia, con gobiernos de derecha, cuentan con grupos de oposición de izquierda y centroizquierda que son plenamente tolerados.

–No solo Colombia y Chile,  que son países medianos y comparables en algunos términos al Perú. Están los casos de Centroamérica, Ecuador y Bolivia,  donde conviven partidos que encarnan diferentes visiones y políticas sin que nadie pretenda, como aquí la derecha, el exterminio del adversario. Por eso digo que tenemos la derecha más reaccionaria de América Latina.

El caso Susana

–En lo referente a Susana Villarán, o el “fenómeno Susana” –como también se le ha llamado–, planteabas algunos reparos.

–Lo que ocurre es que discrepo de quienes consideran que el “fenómeno Susana” es la resurrección de la izquierda.  Creo que es algo que está mucho más relacionado con la personalidad de ella. Cuando Kouri quedó fuera de carrera se abrió un espacio que Susana supo llenar,  pero de ahí a pensar en una reiteración de IU no viene al caso. Intentar revivir IU es no darse cuenta de por qué fracasó. Esa izquierda que sumada –más que unida– llegó a tener una votación tan importante entre el 78 y el 83, en el 90 se evaporó. Y no fue por acción de Fujimori o Vargas Llosa, sino porque no podía seguir tal cual, peleándose sectariamente entre ella, dividida como estaba en decenas de grupos. Hablar de una nueva IU a propósito de Susana es una insensatez.

–No hay que olvidar que el Muro cayó y también que hubo Sendero.

–Así es. Frente a SL hubo una buena parte de la izquierda que no supo tomar distancias o las tomó demasiado tarde, luego de usar durante años la expresión “compañeros equivocados”. Y no cabe duda de que la caída del Muro encontró desubicados a muchos izquierdistas. Sin embargo, algunos de esos grupos siguen vivos y no han abandonado un marxismo-leninismo de museo. Pretender convocarlos y juntarlos no lleva a ningún lado. Es pasar de largo lo ocurrido en 20 años.

–Pero creo que ese no es el caso de Susana ni podría explicar su enorme votación,  que para mí se debe a que hay sectores muy amplios que no se sienten representados y han visto en ella una esperanza.

–De acuerdo, no es el caso de Susana. Son sectores que en cada elección buscan un candidato. Es un electorado que hace apuestas –y no olvidemos que en el 2006 apostó por Humala, a quien le faltó muy poco para ganar– tanto a nivel nacional como regional y municipal. Y lo hace no por una definición ideológica o programática sino buscando en un candidato algo muy especial. Y me parece que Susana se los ha dado. Es su capacidad de comunicación  –que no es pura o exclusivamente verbal– la que ha creado ese fenómeno. Darle a esto un tinte político marcado me parece un error. Creo como tú que Susana no ha caído en él, pero no diría lo mismo de alguna gente que la rodea, pues no pocos de ellos se sienten como posibles beneficiarios de la ola Susana. Por eso señalo el peligro.

–¿Y no piensas que esto que ha surgido con Susana debería cuajar en un movimiento?

–Eso es distinto. Sí me parece válido plantearse esa posibilidad, que podría desembocar en algo más organizado, como por ejemplo tener una representación parlamentaria de buen nivel en el Congreso. Sería un modo de hacer que esto que se ha expresado hoy de modo aluvional cuaje en una forma más sólida. Pero eso implica construir algo nuevo –no ponerse a reconstruir algo ya superado– y que habrá que ver si funciona.

–Susana podría hacerlo a partir de asentarse con una buena alcaldía.

–Claro, ese sería el primer paso. Demostrar que puede ser una buena alcaldesa y que su equipo está formado por gente eficiente y que puede tratar de resolver algunos de los descomunales problemas que tiene Lima. A partir de allí, su futuro político sería más que interesante. 

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