martes, 20 de abril de 2010


Bayly y la pena de muerte

Diario Correo
José Barba Caballero

01 de Marzo del 2010

Frente a una pregunta sobre la pena de muerte para violadores de niños, Bayly respondió: "Primero les arrancaría las uñas, luego les metería un palo por el cú y después una bala entre los ojos". Los abolicionistas no han replicado; pero este tema será un aporte más del "francotirador" para el debate nacional, sea o no sea candidato.

Yo creo, como Cicerón, que así como el labrador es implacable con la mala yerba, igual la justicia debe serlo con los criminales alevosos. Quien deja a un hampón sin castigo, o lo castiga levemente, delinque contra la sociedad. Cobrar el daño exacto en la proporción exacta de lo dañado, se llama Talión; y aunque el Antiguo Testamento afirma que esto es justicia, Aristóteles demostró que el violento que hace violencia debe sufrir una violencia mayor. La conciliación de la víctima con la justicia sólo es posible si el castigo es superior al daño.

Con la aparición de la teoría natural de la bondad humana (Platón), que después sería desarrollada por una multitud de poetas y filósofos como Víctor Hugo y Rousseau, ya no tenemos a un asesino, sino a un ser descarriado que debe ser reeducado para reinsertarlo en la sociedad. La palabra "venganza", tan apropiada como respuesta a una ofensa criminal, es ahora calificada de "primitivo". Lo actual, lo que está de moda, es ser comprensivo y generoso con el delincuente. La consecuencia de esta apoteosis de estupidez idealizada es una marea de criminalidad que amenaza con ahogarnos a todos.

No digo que no hay que reformar al ofensor menor; pero los violadores de niños, los terroristas, como los que matan con saña y alevosía, deberían perder todos sus derechos, incluyendo el derecho a la vida. Los abolicionistas acostumbran decir que ellos "defienden la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte". Yo diría que es al revés. Cultura de la vida, es la actitud vigorosa de un Estado que no tolera el crimen alevoso y que opta por soluciones radicales en resguardo de la sociedad que representa y que tiene el deber de defender. Yo no soy tan radical como Bayly, pero si pudiera, haría eso y más que lo que él dijo en Chiclayo. ¡Un violador de niños, así tenga mil vidas, serían insuficientes para pagar su crimen!

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