martes, 20 de abril de 2010


¿Transfuguismo o coraje?

Diario Correo
José Barba Caballero
15 de Febrero del 2010

Según la legislación vigente, los ciudadanos pueden inscribirse en un partido político y luego salir de él cuando se sientan maltratados, mal representados, o simplemente porque se les da su gana. Decirle a un hombre que es un "tránsfuga" porque ha decidido ejercer su derecho legal de escogencia política, es jugar sucio y así, de pasadita, librarse de explicarle a la opinión pública que hay "cogollos" partidarios que son auténticos tránsfugas de sus propios principios, y por eso los abandonan, por desleales, taimados y viles.

Todos los partidos terminan en un centro de mando que no es otra cosa que una oligarquía. Cuando esta "cúpula" o "argolla" se vuelve inepta, caprichosa y arbitraria, lo que sigue es la fosilización. En este caso ¿quién que no sea un insensato se quedaría en una empresa quebrada o por quebrar si puede pasar a otra que le garantice la continuidad de su proyecto de vida? El primer deber moral de un hombre es consigo mismo y sus intereses; luego viene todo lo demás. Quienes deben ser juzgados con severidad, no son los que se van, sino los que se quedan. Un hombre que se aferra a un cadáver demandando por ello medallas de lealtad, confunde consecuencia con masoquismo, lealtad con necrofilia. No es que el PPC y Solidaridad estén muertos; pero a nivel municipal sí lo están, y no tienen derecho a cubrir con su mortaja a tantos alcaldes exitosos.

El que piensa, piense como pensare, no puede ser nunca un inconsecuente. El verdadero inconsecuente es el que se niega a pensar, es el que por decisión propia insiste en comportarse con la misma consecuencia con que lo hace un bloque de cemento. Honor pues, a hombres como Salvador Heresi, Gustavo Sierra y Carlos Burgos, que no sólo deben estar entre los mejores alcaldes del país; sino que también le han dado a sus respectivas dictaduras partidarias una lección de coraje y dignidad.

El principio que señala: "El hombre es un fin en sí mismo y no un medio para los fines de otro", significa que su vida le pertenece, que es libre de hacer con ella lo que le plazca y que nadie tiene derecho a tratarlo como si fuera un siervo o un peón dentro de un tablero de ajedrez. ¿Habrán entendido el mensaje Lourdes y Castañeda? Lo dudo, la arrogancia tiene el defecto de intoxicar la inteligencia; de otra manera no habrían perdido con tanta facilidad a sus tres mejores operadores políticos. Eso que: "Los dioses ciegan a quienes quieren perder", me suena ahora más cierto que nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario