martes, 20 de abril de 2010


La verdad y la mentira, según un articulista

20 de abril de 2010

Posted by: Raúl Mendoza Cánepa
Blog de La Mula

Me he acostumbrado a reseñar los artículos de Pepe Barba en Correo porque es inteligente y cultivado. Con ese aire de bon vivant y pose mefistofélica, da la impresión de ser “el político cabal” en la línea de Fouché. Y, al menos es coherente (más allá de sus rápidas contradicciones en cuanto a adhesiones se trata) y escribe lo que le sale del fundillo.

Es un fan de Maquiavelo y del pragmatismo abierto y sin concesiones y es bueno que lo acepte, como es bueno que admita que no es amigo de la “verdad”, que suele ser radical y dañosa. Ya escribí lo que pienso sobre el tema en otro post. La verdad ante todo y como cruzada de vida y la verdad en todos los ámbitos de la vida. Es verdad que por ser sincero me he chamuscado innumerables veces porque la verdad es más rica e indemne en un mundo de tolerancia y de santidad. No importa, pues al final soy leal a mis principios y mis pecados tienen relación más con la sinceridad ingenua y atrevida que con la mentira y la trapacería.

Escribe Barba: “En una campaña electoral, el hecho de que un concepto sea falso no constituye una objeción contra el mismo. Renunciar a los juicios falsos sería lo mismo que desistir de comprender al pueblo. La gente nace en un mundo ya estructurado y vive dentro de una red de creencias en las cuales sus líderes no creen; pero si éstos quieren ganar una elección, tienen que hacer como que creen. Esos políticos que en octubre se visten de morado y cargan el anda del Señor de los Milagros con rostro compungido son el mejor homenaje al poder de las tradiciones populares”.

Ojalá no fuera así, son los políticos los llamados a construir un país sostenido sobre la verdad y la consecuencia, sobre la franqueza y la confianza. En un mundo así, el Derecho no sería necesario ni tantas garantías opresoras.

Dice Barba “Todas las civilizaciones están construidas sobre mitos mágicos; y estas fábulas deben respetarse so pena de ser arrasados por los electores. Como no han sido educados para la verdad, no son capaces de soportarla; de aquí la frase de Fontanelle: “Si tuviera la verdad en un puño, sólo abriría el meñique”. Ésta es la razón por la que no hay un candidato que no adule al pueblo y que no funja de patriotero y moralista como él. En política, quien no aúlla como aúlla el pueblo, ya está derrotado”. Claro, desde luego, pero porque sea así no significa que haya que avalar tal actitud. Si el pueblo se torna en turba asesina, yo político me adecúo a la brutalidad de la masa ¿No? Pues es lo mismo.

Es verdad, como señala el columnista que para Kant, como para Unamuno, “hay que decir siempre la verdad, sobre todo cuando más inoportuno parezca decirla”. Barba dice que es una propuesta extrema, pero la salvación del mundo es radical y pasa por extremos, porque extremos han sido los despropósitos de su pésima construcción.

Prefiero un partido político perdedor, pero sincero y leal a los principios de la libertad y la decencia que un ladino. Y Barba defendería la decencia si es que Lourdes lo llamaba a sus filas. Defiendo lo que creo según con quien estoy ¿Me equivoco?

Escribe luego, con razón: “Hace ya mucho tiempo Octavio Paz demostró que la mentira es de tal magnitud y tiene tanta hondura en América Latina, que ha sido elevada incluso a rango constitucional. Por este pacto secreto y milenario entre las muchedumbres y la mentira, la verdad está condenada a tener un papel secundario en el horizonte de la política. Aquel que escribió “De todas las fuerzas que mueven al mundo, la primera es la mentira”, acertó en la tecla”.

Claro que temerle a la verdad, como le teme el articulista en esta ocasión, es temerle a la libertad. Para creer y defender la verdad hay que ser valiente y tener los cojones firmes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario