martes, 20 de abril de 2010


Verdad y política

Correo
José Barba Caballero
20 de Abril del 2010

En una campaña electoral, el hecho de que un concepto sea falso no constituye una objeción contra el mismo. Renunciar a los juicios falsos sería lo mismo que desistir de comprender al pueblo. La gente nace en un mundo ya estructurado y vive dentro de una red de creencias en las cuales sus líderes no creen; pero si éstos quieren ganar una elección, tienen que hacer como que creen. Esos políticos que en octubre se visten de morado y cargan el anda del Señor de los Milagros con rostro compungido son el mejor homenaje al poder de las tradiciones populares.

Todas las civilizaciones están construidas sobre mitos mágicos; y estas fábulas deben respetarse so pena de ser arrasados por los electores. Como no han sido educados para la verdad, no son capaces de soportarla; de aquí la frase de Fontanelle: "Si tuviera la verdad en un puño, sólo abriría el meñique". Ésta es la razón por la que no hay un candidato que no adule al pueblo y que no funja de patriotero y moralista como él. En política, quien no aúlla como aúlla el pueblo, ya está derrotado.

Para Kant, como para Unamuno, "hay que decir siempre la verdad, sobre todo cuando más inoportuno parezca decirla"; pero en verdad, se trata de una propuesta extrema, sobre todo en elecciones, donde los partidos son prisioneros de los prejuicios de la gente. ¿Significa lo anterior que hay una verdad para los "muchos" y otra para los "pocos"? Pues sí; si algo se aprende andando es que a los hombres no les gusta la verdad, a menos que se les presente dulcificada por la palabra y por el mito. Por esto tuvo éxito Pablo, Mahoma y todos aquellos que por sobre la sombría realidad del mundo pudieron colorear imágenes con paisaje de estrellas.

Hace ya mucho tiempo Octavio Paz demostró que la mentira es de tal magnitud y tiene tanta hondura en América Latina, que ha sido elevada incluso a rango constitucional. Por este pacto secreto y milenario entre las muchedumbres y la mentira, la verdad está condenada a tener un papel secundario en el horizonte de la política. Aquel que escribió "De todas las fuerzas que mueven al mundo, la primera es la mentira", acertó en la tecla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario