martes, 20 de abril de 2010


Los outsiders

Diario Correo
José Barba Caballero04 de Enero del 2010

Según el Grupo Apoyo, un 48% de peruanos estarían dispuestos a votar por un candidato desconocido o ajeno al sistema de partidos políticos. Si este dato es correcto, la posibilidad de un "intruso" en la fiesta electoral es una variable que no podemos soslayar.

Si fuésemos un país con menos pobres, con una clase política menos mediocre y con una prensa menos cruel, todo outsider se terminaría yendo de narices contra el suelo. Desafortunadamente, todavía estamos lejos de alcanzar nuestra mayoría de edad como nación. Así las cosas, a nadie debe extrañarle que los inconformes, los desesperanzados y los resentidos sean legión. En una realidad como ésta, todo es posible.

Ahora bien, si este outsider terminase apareciendo, �es posible saber qué pinta tendrá? Mi impresión es que no vendrá del maoísmo trasnochado ni del ecologismo politizado, sino del lado opuesto; es decir, de las canteras de la modernidad y de la globalización apolítica. Sólo en esta parte del estanque hay dos ranas que pueden transformarse en príncipes. Por un lado está Gastón Acurio; él afirma que es cocinero, no político; pero sus viajes proselitistas por todo el país indican lo contrario; y como yo no juzgo a los hombres por lo que dicen sino por lo que hacen, no tengo ninguna duda de que está en campaña, para cuando llegue el momento... si llega.

El otro es Jaime Bayly. Por ahora todos se ríen de su proyecto presidencial, y él mismo es el primero en hacerlo; pero un Bayly que se tome más en serio, con algunos retoques éticos, programáticos y con ese humor letal que lo caracteriza, hasta podría llegar a una final de infarto con Keiko. La diferencia sustantiva entre Gastón y Jaime es que el primero convoca reconocimientos; el otro, multitudes; es pues una desemejanza de liderazgo, y esta contrariedad podría terminar desanimando a Gastón... y de paso entristeciendo a Raúl Diez Canseco, que ya no sabría qué hacer con el partido que está formando.

Sólo una reflexión final. Todo lo grande que tenemos en ciencia, filosofía y arte nació de la mente de algo semejante a un outsider. Así que, cada vez que escucho esta palabra, me detengo a ver de qué se trata; no vaya a ser que el supuesto loco esté más cuerdo que yo.

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